Creo que una cosa es cuidar y otra muy distinta es controlar. Lo primero es amor inteligente y lo segundo es miedo invasivo. Lo primero sirve al que cuida y al que es cuidado. Lo segundo sólo sirve para menguar el miedo y la culpa estériles del controlador, lo cuál cubre únicamente sus propias necesidades y expectativas. Así, el controlado, resulta «pasto» a consumir. Cuidar es honorable. Controlar es ruin, vil, despreciable y, sobretodo, estúpido. Sin duda, en el ámbito privado, de mí depende, con mis decisiones y acciones, no «alimentar» al controlador. Cualquier otra cosa sería auto ruindad. Y en el ámbito público? Qué ejercicio para el auto amor!