Con mis afectos, la independencia es estar y dejar de estar. Es una danza y, como tal, tiene ritmo. Lo opuesto a la independencia es la adherencia, la sujeción, la adicción a la que me someto con los excesos. Mi tema-exceso-clave es la comida; y aprendí que el suficiente de comida se espeja en el suficiente de estar y dejar de estar con mis afectos. Clarito: el exceso de comida se espeja en el exceso de estar: al acompañar, ayudar, aconsejar. También en el exceso de dejar de estar: aislamiento. O completamente a la inversa: tanto el suficiente como el exceso de estar y dejar de estar, se espejan en el suficiente y exceso de comida. Cuando estoy demasiado, pierdo contacto con una seguridad y liviandad que hallo estando a solas conmigo. Identifico esa seguridad y liviandad, junto con una alegría-porque-sí, con mi independencia, ésa que me da la entrada a la interdependencia: la complementariedad, el cooperativismo. Y ya sé: El exceso de comida, justito en el momento en que está ocurriendo, me alivia la inseguridad y la pesadez; el exceso me descansa-de-mí: me auto-ausenta. Lástima que la repetición de este descanso me engorde. No me gusta engordar: ahí me siento presa. ¡Feliz Día de la Independencia!