Si me preguntás qué es lo medular de bajar de peso aprendiendo a moderar la cantidad al manejar la ansiedad/compulsión al comer, te digo que es aprender a vincularse, con uno mismo y con los demás, de una manera que decidí llamar “el amor bueno”.
Sin duda lo opuesto no es el amor malo, sino maneras de interactuar naturales: familiares, culturales, sociales, que dejan inadvertida una presión interior que, por pura sabiduría del cuerpo como unidad psicofísica, crea su compensación, su manera de aliviar esa presión.
Así, la solución del peso corporal y la solución del cuerpo como problema, va doble: asunto comida (manera del basta, del límite) y asunto amor (manera del basta, del límite). Y creeme, ésto si hay suerte, porque ésa presión puede compensarse de otras maneras no visibles ante el espejo.
Y aquí mi basta, porque podría seguir y entrar en el terreno del modo presionante/inadvertido con nuestros hijos, abonando así, sin querer, el suelo fértil de las adicciones.