El peso que no puedo controlar
¿Por qué no puedo parar los atracones con la fuerza de voluntad?
Cómo definir esa sensación mezcla de impotencia, desasosiego y culpa cuando no estamos conformes con el peso de nuestro cuerpo. ¿De dónde nos viene el malestar? ¿Cómo identificar esa fuente de lucha eterna por llegar a un peso que no es el que ahora tenemos?
Ya ni siquiera se trata de tener un sobrepeso efectivo según parámetros médicos. La pelea por alcanzar un peso distinto se ha extendido y abarca también a los flacos. ¿O acaso no vemos a nenas o jóvenes con cuerpos normales metidas de lleno en controlar cada bocado que ingieren? ¿Qué nos está pasando?
Hace unos cuantos años, todo era más sencillo: los gordos eran gordos y los flacos eran flacos; y a los gordos nos llevaban al doctor y él nos daba una dieta. Lo que no sabíamos es que el sobrepeso está generado en la mayoría de los casos por la ansiedad, y que la ansiedad no se soluciona restringiendo el alimento; más aún: la restricción de comida aumenta la ansiedad, porque el malestar que nos produce estar todo el día pensando en lo que queremos comer y no podemos, o en lo que podemos comer y no queremos, se come. Es decir que, como cualquier otro malestar que no toleramos, la dieta se compensa comiendo de más.
“Lo que pasa es que usted no baja de peso porque no tiene fuerza de voluntad. Lo que tiene que hacer es cerrar la boca.”
¿Oíste esto alguna vez? ¿Te sirvió?
La fuerza de voluntad no sirve para cerrar la boca porque proviene de la función intelectual del cerebro. La ansiedad es una emoción y proviene de una función diferente: la emocional.
La ansiedad, por ser una emoción, no escucha razones ni puede ser manejada con la fuerza de voluntad.