«Vieja: Almas encontradas al fin. Recuerdos fortuitos me llevo y un amor inimaginable me queda. Gracias por darme y regalarme el tiempo, pero nada más… lo demás lo aprendí solo.»
• A los 21, y bajo su propio coste, mi hijo menor se fue a vivir a Europa. Aunque volvió definitivamente unos años después, en el ínterin regresó para una visita. En el momento de despedirse me hizo esta dedicatoria al regalarme esta foto que él había sacado años antes. Ayer, coordinando el tema El Recto Poder en un curso, apareció Lao Tsé con su brillante idea para identificar a un buen líder que, obviamente, también se refiere a nosotros: los padres. Lao Tsé dice que cuando el líder es realmente bueno, su liderado puede preguntarse “¿Tengo líder?” O sea, es tan bueno que desaparece: no pesa, parece no existir, su tipo de liderazgo permite a su liderado ser realmente el líder de sí mismo. Así que te imaginarás que cuando mi hijo me regaló esta dedicatoria conteniendo “lo aprendí solo”, me resultó el piropo más genial que alguien me hubiera hecho hasta ese momento.