Kali, una participante de los cursos está en Bali, Indonesia. Me mensajea: Descubrí algo que se llama freediving y estoy tomando algunas clases. Aprendés a sumergirte sin tanques de oxígeno. Muy interesante para conocer tus miedos. Es el único “deporte” dónde lo único que importa es relajarse. Le respondo: Mencionás «lo único que importa es relajarse»: ahora, más que nunca antes (tal vez porque ahora mi alma está más en su punto para ésto) me estoy dando cuenta de que, pase lo que pase, y sea con quien sea, ESO es lo único que importa. El miedo: ese que se disfraza de tantas formas que se esconde hasta parecer que no está, me hace tonta porque no me deja ver qué hay, qué pasa realmente. Tantas veces escuché que lo opuesto del miedo es el amor. Ahora sé que no es así: lo opuesto del miedo es la relajación… o tal vez ésto mejor: amor y relajación son lo mismo. Ambos vienen del mismo lugar: la conciencia. Kali me responde: Me está costando más de lo que esperaba y eso, en sí mismo, es un descubrimiento. Le contesto: Descubrimiento: el Gran y Magnífico Producto de un Aprendizaje genuino en el alma. Cuando yo «descubro», suele venirme mucha risa, muchas carcajadas… me río, muy compasivamente, de la que antes del descubrimiento yo era… o sea, de cómo había actuado.