Ayer tuve el privilegio de ver este documental. Una verdad resaltó entre su precioso guion: “es progreso no perfección”. Justo estudiaba el tema de los opuestos: que los opuestos crean la vida, que cuando conservo uno de los opuestos conservo los dos. Por ejemplo: víctima y rescatador son opuestos, y para dejar de ser víctima hace falta que también deje de ser rescatador. Los contrarios son interdependientes: uno no puede existir sin el otro. Entonces me pregunté cuál es el opuesto del perfeccionismo: de esa manera de control o de miedo que llamamos perfeccionismo. Recordé mis lumbalgias a repetición dando clases de yoga. Quería hacerlo perfecto y lo que lograba era tensión… y lumbalgias. Al auto observarme durante las clases la tensión desapareció… y las lumbalgias; pero esa auto observación me dejó la percatación de algo nuevo: la perfección me ausenta de mí y del otro. Así pues, consideré que perfección o expectativa son del mismo palo: Ausencia. Y cuando pienso en su opuesto: Presencia, si se van los dos, qué queda? Creo que queda éso innombrable a que se refiere el Tao Te King: el Sentido, el Tao, el mayor bien, el mejor cómo de las cosas, de los asuntos, de los vínculos y, especialmente, el mejor cómo de la salud.